«¡Aman más sus armas y sus caballos que a la propia vida!». Asà se espantaron los propios escritores romanos del feroz apego que los antiguos hispanos mostraban a sus armas, sÃmbolos de su condición de hombres libres.
Los aristócratas de Tartesos, «el Dorado» de la Antigüedad, y más tarde los Iberos y los CeltÃberos, crearon las armas más hermosas y letales que podÃan costearse. Durante siglos las forjaron con la mejor tecnologÃa de su época, y las adornaron con sÃmbolos en oro y plata. Lucharon con ellas desde su tierra natal a las lejanas Sicilia y Grecia, y las llevaron consigo a sus tumbas. Con esas armas resistieron ferozmente a los ejércitos de Cartago, y las emplearon con asombrosa eficacia cuando, reclutados por AnÃbal, marcharon con él sobre los Alpes hacia los campos de Italia. Tanto que los propios romanos acabaron copiando varias de ellas.
Iberos, celtÃberos y lusitanos fueron la peor de las pesadillas para los conquistadores romanos, que sólo tras siglos de esfuerzo consiguieron enorgullecerse, gracias al aplastante poder de Escipión, de Julio César y de Augusto, de haber sometido a Numancia, a Viriato y a los terribles guerreros del norte.
Después de Armas de Grecia y Roma, Fernando Quesada nos trae un estudio único y revelador sobre el armamento y las batallas que forjaron la historia antigua de la PenÃnsula Ibérica. Empleando con amenidad una documentación novedosa y extensa, nos narra la historia de la falcata, de la lanza âtoda de hierroâ, del famoso puñal celtÃbero, y de otras muchas armas. Y con ellas descubrimos la historia de las batallas en que esas armas se usaron, y la de los hombres que las empuñaron.
Los textos de Fernando Quesada y las ilustraciones de Carlos Fernández nos devuelven a la acción guerrera de Iberia en tiempos remotos. Con Armas de la antigua Iberia descubriremos la realidad de unos ejércitos complejos, de unos ritos guerreros fascinantes, y a personajes tan poderosos como IndÃbil, Mandonio o Viriato, para transportarnos finalmente y a todo color al terrible sitio de Numancia.
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