D. Fernando Vizcaíno Casas, no pudo asistir a la presentación de su último libro pues días antes murió a consecuencia de un cancer padecido durante varios meses, con paciencia, sentido del humor y trabajando hasta casi el final. Escritor prolífico, era y es, muy querido por una legión de fidelísimos lectores, incondicionales de él. Sus libros de ensayo, historia, novelas, anecdotarios de su profesión de abogado... Se vendían por cientos de miles, alguno incluso llegó al millón de ejemplares.
A Vizcaíno no se le perdonaron dos cosas, su lealtad a sus principios, inalterable, en una época en la que todos se mudaban de camisa y de chaqueta, y su talento y éxito literario.
Por ello en vida, se le criticó con gran dureza, se le envidió con el resentimiento propio de tanto mediocre, ninguneándolo en los circuitos literarios y sometiéndolo a la ley del silencio, la censura invisible de este régimen, en teoría democrático. Pese a todo y con el cariño de la gente, Vizcaíno deleitó a muchos con sus obras siempre amenísimas, divertidas y cargadas de un finísimo sentido del humor.
" Nietos de papá" supone un libro atípico en la extensa obra literaria de Fernando Vizcaíno Casas. Historia-ficción, absolutamente enfocada desde la óptica del humor, pero además con una construcción en cierto modo sorprendente y un tanto surrealista.
El núcleo central de la trama, una familia de la clase media en la que se produce el inevitable contraste generacional, sirve de enlace con las historias repartidas a lo largo de unos capítulos con vida propia e independiente. En ellos, la ironía habitual del autor le permite también acusar defectos y contradicciones de la actual sociedad española y denunciar con sus nombres a algunos de los responsables.
Raúl Luna, el hijo mayor de la familia, es un periodista especializado en inventar historias e investigar asuntos turbios. No le importa acusar a Franco como responsable de la cogida y muerte de Manolete ni describir sarcásticamente la toma de posesión de Ibarreche como presidente de la República Independiente de Euzkadi, o montar un esperpéntico programa de televisión haciendo famoso a un modesto profesor de latín. Junto a estas invenciones se recogen también novedades ciertas, inesperadas, como el verdadero amor de Sara Montiel, reflejado en una correspondencia apasionada de hace cuarenta años, una de cuyas cartas se reproduce en las páginas del libro. En definitiva, Nietos de papá, divierte, pero también desvela y acusa actitudes de los políticos que suelen quedar disimuladas bajo el coro de alabanzas interesadas que suelen constituir el acompañamiento oficial de estas gentes.
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