Pío Moa procede en este libro –que no es una biografía, sino un ensayo sobre su significación histórica- a una contundente revisión de la figura del general Franco, de cuya trayectoria hace un balance claramente favorecedor. Especialmente en contraste con lo que el propio Moa llama “sobreabundancia de críticas y ataques, no todos falsos o calumniosos, recibidos por el Caudillo en los últimos treinta años”. Ante eso, reconoce que su libro es, en parte, “un intento de restablecer el equilibrio a base de rescatar aspectos más positivos e injustamente omitidos”. Pío Moa constata que Franco es “uno de los personajes más odiados del siglo XX”. Él, sin embargo, destaca algunos aspectos positivos que no duda en calificar de hazañas. Éstos son: haber derrotado a la revolución en tres ocasiones, haber librado a España de la guerra mundial y dejar un país próspero y políticamente moderado. Ante esos aspectos, quedan muy en segundo término “los defectos y fechorías achacables a su régimen”. Franco, concluye Pío Moa, es “el personaje político de mayor envergadura en la historia de España de los dos últimos siglos” y tiene sobradas razones “para recibir la gratitud y el reconocimiento de la mayoría de los españoles”. Franco, entre otras cosas, encarna uno de los pocos fracasos graves de Stalin: la guerra civil, en la que tanto se implicó el dictador soviético. Pío Moa empieza por rebatir una de las críticas que con más fervor se hacen a Franco: su mediocridad. No sólo sus logros, sino los odios que ha despertado bastarían para rechazar ese calificativo. Una cuestión crucial en torno a la significación histórica de Franco es si estuvo justificada la rebelión militar que él acabó encarnando. Para Moa, lo estuvo por la existencia de un proceso revolucionario que ni Azaña ni Casares Quiroga quisieron atajar. En la primavera del 36, la República había perdido su legitimidad. Por otra parte, Moa recuerda que Franco, durante los años de la República, ni faltó a la disciplina militar ni se inmiscuyó en política, no participó en intentos golpistas e incluso impidió algunos, es decir, mantuvo una conducta escrupulosamente legalista, que sólo varió con la llegada del Frente Popular. Sus últimas inhibiciones desaparecieron con el asesinato de Calvo Sotelo. ++ Del ideario de Franco lo primero que destaca es su anticomunismo. Siempre se consideró un luchador de primera fila contra el comunismo, al que veía como una nueva barbarie y la mayor amenaza a los valores esenciales, como eran para él la religión, la patria, la familia y la propiedad privada. La experiencia republicana le llevó, además, a rechazar la democracia liberal. En todo caso, su anticomunismo no le impidió, precisamente para neutralizar su atracción, hacer suyas reivindicaciones obreristas como la seguridad social o medidas para dificultar el despido. ++ Pío Moa desmiente algunas actitudes que se han achacado a Franco a propósito del modo en que condujo la Guerra Civil. Califica su actuación en ella de brillante y excelente, y sostiene que no trató de alargar innecesariamente la contienda, ni por crueldad ni por afianzar su poder dentro del ejército, móviles que se le suelen atribuir; aunque practicó un conservadurismo quizá excesivo. Con todo, su ejército resultó más móvil, adaptable y capaz de rehacerse con rapidez que el republicano. ++ Pío Moa afirma que el régimen de Franco no puede reducirse a una dictadura personal, ya que elaboró una serie de leyes a las que, en general, se atuvo sin arbitrariedades, además de que aplicó sus prerrogativas de dictador con circunspección. En cuanto a la represión inmediatamente posterior a la Guerra Civil, la considera “la mancha más negra del franquismo”, y destaca la gran dureza de los juicios militares celebrados en aquellos años; pero, aun siendo durísima, está muy lejos del nivel que proclaman muchos bulos lanzados en prensa y libros. Sobre su papel en la Segunda Guerra Mundial, Pío Moa sostiene que, aunque ayudó a Hitler de muchos modos, todos ellos fueron secundarios, y su política, basada en los intereses españoles, terminó beneficiando a los aliados antes que a Hitler. Uno de los principales argumentos a favor de Franco es el desarrollo económico experimentado por España en los años 60. Pero incluso antes, Pío Moa considera que se dio un crecimiento económico mayor del que, normalmente, se reconoce. En cuanto a la cultura, el autor rechaza la versión del páramo cultural en que se habría convertido España durante el franquismo. El cargo principal hecho al régimen de Franco es su carácter dictatorial. Pío Moa cree que incluso ese cargo debe relativizarse, toda vez que “la realidad demostró que no había alternativa a él, tanto porque, tras la experiencia republicana, muy poca gente añoraba un sistema de partidos como porque quienes invocaban las libertades contra Franco eran en realidad mucho más totalitarios que él”.++ Artículo procedente de E-Diciones Católicas.