El centenario de Trafalgar ofrece un buen motivo para volver no sólo sobre el célebre combate, sino sobre todo el conflicto naval anglo-español del siglo XVIII, que le sirve de prefacio y de marco explicativo. En este libro se analiza dicho
enfrentamiento secular, poniendo de relieve la inmensa
superioridad británica en los aspectos numérico y material, superioridad que condicionó las estrategias y las tácticas de ambos contendientes. En oposición a las versiones
triunfalistas de la historiografía británica, y aún más, de su novelística de tintes históricos, dicho conflicto se revela como una lucha en que la victoria osciló constantemente entre uno y otro bando durante la mayor parte del siglo, llegando a la gran victoria franco-española de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, en la primera y única ocasión en que las escuadras aliadas se hallaron en paridad con las británicas.
Justamente de esa derrota, los marinos británicos sacaron la conclusión de que eran imprescindibles mejoras técnicas y tácticas que coadyuvaran a su reafirmada superioridad numérica. Ello, la profunda crisis que sufrió la marina francesa tras la Revolución, y la paralela crisis económica y política de la España de Carlos IV explican sus posteriores y repetidos triunfos. Pero fue la Real Armada, y no la Marina Imperial, la que mejor supo dar respuesta a dichas innovaciones británicas. Esa disparidad táctica y técnica entre los aliados, sus mutuos recelos políticos e ideológicos y la ineptitud del jefe supremo, almirante Villeneuve, explican la derrota, debida más a estos factores que a la supuesta superior pericia de sus enemigos.
Po último, se analiza lo que supuso Trafalgar para la Marina española y para el devenir de la monarquía, concluyendo razonadamente en que no fue una derrota decisiva, sino más bien el prólogo de la enorme crisis que significó para una y otra la Guerra de la Independencia y las de Emancipación
americanas.*****
Carmelo Arias Montenegro escribe en " El Semanal Digital":
"El libro retrata el comienzo de la decadencia española de verdad, la profunda, la que pareció no tener remedio durante un siglo: la que nace en la batalla de Trafalgar. En 2005 se celebró el bicentenario de la misma, y ese hecho de armas fue objeto de varios estudios. De los que hemos conocido, sin duda el mejor es éste.
No sólo por su narración de la batalla, respecto a lo cual los datos fundamentales son conocidos, sino porque explica sus precedentes a lo largo de un siglo antes, durante el cual la Marina española demostró cómo, con menos medios humanos y materiales que su gran competidora británica, pudo derrotarla en cuantas ocasiones se plantearon (con o sin ayuda francesa), o salir del paso con derrotas muy honrosas cuando era imposible otra cosa. Ese siglo de franca recuperación, que forzó a los ingleses a innovar y revolucionar su flota para mantener su supremacía en los mares, se truncó con el incomprensible enfrentamiento de 1805, a causa de nuestra letal alianza con Napoleón".
Con todo, Rodríguez González considera –y es otro asunto apasionante de su obra- que la derrota de Trafalgar no tenía por sí misma que conducir a la decadencia española, de no haber sido por la invasión francesa y la Guerra de la Independencia. Sólo la proximidad entre ambos acontecimientos, sostiene, nos ha hecho vincularlos.
Una lectura indispensable sobre el tema.
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