Miguel Gil Imirizaldu tenía 15 años recién cumplidos el 18 de julio de 1936. Estudiante benedictino en el Monasterio de El Pueyo (Barbastro), sus memorias narran los tres años que sobrevivió durante la guerra en la zona republicana de Aragón tras la muerte de todos los monjes del monasterio en el verano del 36. Su soledad, las peripecias de su subsistencia, la acogida de gente buena, su trabajo como camarero en el Casino de Caspe, convertido en centro de operaciones anarquista y republicano, van sucediéndose hasta la vuelta a casa de sus padres en Lumbier (Navarra) en enero del 39, cuando todos lo daban por muerto. Tras los tres años de la guerra en la retaguardia ingresó como monje benedictino en el Monasterio de Valvanera, donde recibió el nombre de Plácido. Actualmente el P. Plácido termina su larga vida en la Abadía benedictina de Leyre (Navarra).
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