"Scott Hahn ya nos sorprendió con el relato de su entrada en la Iglesia Católica, paso que dio junto con su esposa Kimberly desde el evangelismo calvinista. Ese libro titulado “Roma dulce hogar”, lo dio a conocer en España. Siguieron después otros libros de espiritualidad y teología como “La cena del Cordero”, que es un gran libro sobre la Eucaristía contemplada desde el Apocalipsis y “Dios te salve, Reina y Madre”. Todos ellos los ha publicado Rialp que ahora nos ofrece esta bella meditación sobre la familia de la Iglesia y la Trinidad. Scott Hahn, que tiene profundos conocimientos bíblicos y también teológicos, ha recurrido a su estilo habitual que consigue, de forma coloquial acercarnos a las grandes verdades de la fe. Así, parte de su propia experiencia, de cómo conoció a su mujer o de qué forma sucedió el parto de su primer hijo para elevarse después a la consideración de la familia en el plan de Dios. Y, entonces nos descubre, y en esto sigue el magisterio de Juan pablo II, que toda familia humana toma su origen de Dios. La familia por excelencia es la de la Trinidad de la que nuestras familias son sólo una pálida figura. Y a partir de ahí y de la clasificación de Zimmerman, que distingue entre familia depositaria, familia doméstica y familia atomista (ya se ve que esta es la disolución de toda familia), muestra como Jesús nos reveló el misterio del Padre y de su amor utilizando el lenguaje familiar. Por eso el gran don que nos ofrece es la filiación divina, que podemos desarrollar en el seno de la Iglesia, de la que María es también Madre. El libro, escrito con lenguaje cercano y que es casi como un diálogo del autor con sus lectores, está lleno de consideraciones iluminadoras. Especialmente bonita me ha parecido la interpretación que hace del relato del Génesis referido al pecado original. Allí nos dice que Eva no estaba sola, que a su lado estaba Adán, pero que no se atrevió a hacer nada por ayudar a su esposa porque temió a la serpiente. No quiso completar, nos dice, su creación haciendo un sacrificio, ofreciéndose por Eva, para salvarla. Esas páginas contienen reflexiones sugerentes y novedosas que ayudan a releer los primeros capítulos de la Biblia. También su consideración sobre la paternidad de Dios o la fraternidad de los hombres, hoy asumida por todos, pero que tiene su origen en el cristianismo. Se trata de un libro bello que ilumina el matrimonio, no desde la antropología, sino desde la fe. Hunde sus reflexiones en la fuente más grande, que es la Trinidad y e el signo que Dios nos ha dado de su unión con los hombres, la Iglesia. Scott Hahn puede por eso mostrar cómo el camino que empezamos en esta vida tiene su plenitud en la vida que Dios nos ha prometido. Pero, que nadie se lleve a equívoco. No es un libro sólo para matrimonios, sino para todo cristiano, porque la gran familia de la que aquí se nos habla es la de los hijos de Dios". Recensión realizada por D. David Amado en Archimadrid.