"De Benedicto XVI difícilmente se podrá decir que ya lo sabemos casi todo, que ya lo hemos oído todo. Paradójicamente, contamos con su autobiografía, apuntes personales de las experiencias de vida y de fe, un no desdeñable recorrido de su existencia. Para interpretar lo que le ha ocurrido a Joseph Ratzinger después de 1977 –período en el concluye su reflexión autobiográfica– tenemos su trabajo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con sus libros entrevistas, con sus homilías y escritos varios y, ahora, con su profundo y aquilatado magisterio. Benedicto XVI es siempre una sorpresa, es siempre una novedad en la continuidad, como él mismo ha acuñado respecto a lo que es la fe y la Iglesia. Cada vez que nos acercamos a un nuevo retrato, a un nuevo perfil, a un nuevo estudio sobre la personalidad y sobre el pensamiento del Papa, descubrimos no sólo la originalidad de quien lo ha hecho –el estilo artístico–, también nos encontramos con una posibilidad de profundizar en las razones de quien ha motivado sus intenciones con una siempre aquilatada argumentación. Una de las percepciones más comunes de la lectura de ésta nueva, y de muchas de las clásicas biografías del Papa, es que la dicotomía entre modernidad e Iglesia, entre postmodernidad e Iglesia, entre tiempo e Iglesia, comienza a resolverse con la elección, en el Cónclave, de un hombre apasionado por su tiempo.
Es ésta una biografía, pudiéramos denominarla, periodística, en la medida en que está volcada desde los moldes de la relación entre lo interesante y lo importante; entre el texto de lo que dice, escribe y hace el Papa con el contexto de lo que dijo, hizo y escribió. El autor ha trabajado, preferentemente, las fuentes inglesas e italianas, con un notable conocimiento del área alemana. Tiene una pretensión de asepsia y de veracidad, que se pasa a medida en que se muestra más de cerca la personalidad de Benedicto XVI, que siempre se impone. No debemos olvidar lo que el autor de esta biografía, pudiéramos decir, autorizada de Benedicto XVI afirma, en sus primeras páginas: «Por mucho que las realidades geopolíticas y estadísticas puedan interesar a los analistas, periodistas y expertos, y por muy claros que pinten los desafíos a los que se enfrenta este nuevo papado, la verdad es que son secundarios a los factores que han movido a los sucesores de Pedro a lo largo de más de dos mil años. Para comprender los pasos que Benedicto XVI va a dar es esencial tener presente que, ante todo, está su deseo de dar testimonio personal de Cristo, centro del cosmos y de la Historia (...) Cuando toma posturas en temas de bioética, o cuando visita un lugar remoto del mundo, el Papa parte de la idea de que el cristianismo es la verdadera realización del espíritu humano».
Ese libro, que a veces es excesivamente divulgativo –en un sentido no estricto sino metafórico– cuenta con un clarificador epílogo de José Luis Restán, que completa esa carencia de profundidad. Un texto en el que nos recuerda aquel párrafo del libro de MacIntyre, Tras la virtud, en el que afirma que no esperamos a Godot, sino que esperamos a un nuevo san Benito. Pues he aquí que pasado mañana estará en Valencia. ¡Qué suerte!".
José Francisco Serrano. Publicado en la Revista Alfayomega.
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