El libro completa a los libros anteriores, dedicados a la vida pública, a la Pasión y a la Resurrección. Faltaba que Benedicto XVI analizara los llamados Evangelios de la infancia. Se trata de narraciones sugestivas, realizadas por los evangelistas Mateo y Lucas. Este volumen muestra que la fe cristiana está anclada en la historia: son hechos que realmente sucedieron.++++++++
Ayuda a superar las dificultades que plantea el conocimiento de la infancia de Jesús. El Papa hace ver como estudioso que lo que dijeron los evangelistas es cierto. Constataron los hechos y luego fueron al Antiguo Testamento para intentar explicárselos. No se inventaron nada, tienen sus fuentes. En el caso de Mateo, derivan de San José, y en el de Lucas, de la Virgen María. ++++++
La Iglesia primitiva quería saber más sobre los primeros años de Jesús, como vemos en los Evangelios apócrifos. El hecho de no ser canónicos no significa por fuerza que el contenido de todos ellos sea falso. El Protoevangelio de Santiago, por ejemplo, nos informa del nombre de los padres de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana. Tienen cierto valor histórico, aunque no contienen mensaje de fe. Hay otros Evangelios apócrifos que presentan a un Jesús niño que hace milagros, lo que no es correcto. ++++++++++++++++++++++
Completa su trilogía sobre Jesús. El Papa ha hecho como los evangelistas, narrando al final el relato de la infancia. Los primeros Evangelios que se escribieron contaban la Resurrección, porque era lo que salvaba. La predicación empieza ahí. Luego viene el interés por conocer la figura de Jesús y sus palabras, como las parábolas, que tienen un fuerte impacto retórico y son convincentes. Por último viene la infancia. El Papa cierra con este libro su trilogía, a la que ha dedicado nueve años de trabajo. +++++++++++
Extracto de la entrevista realizada a D. Bernardo Estrada, profesor de Sgda. Escritura, en el periódico “La razón”.
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