Los personajes de esta novela idealista, apasionados y con vocación de ser hombres capaces de entenderse por encima de diferencias religiosas, culturales o políticas afrontan los desencuentros y luchas que la intransigencia mayoritaria de la sociedad convierte en violencia y guerras.
Es la historia de nuestros tatarabuelos, abuelos y padres. Todo nos resultará conocido y familiar, porque en nuestras casas, nos hablaron de historias similares a las aquí narradas.
Arranca en 1889 con la pérdida por parte de España de sus últimas colonias. Es un periodo brillante en grandes avances científicos e industriales que repercuten directamente en la casi totalidad de los individuos. La electricidad, el gramófono, el cine, la máquina de escribir, la radio y el automóvil, están convirtiendo al mundo en algo diferente.
En España, una época de esplendor en las letras, el pensamiento, las artes y la ciencia, contrasta abiertamente con una sociedad rural casi analfabeta que empieza a formar parte de un nuevo sector al emigrar a zonas industriales: el proletariado. Nuevas ideas políticas surgen en Europa dividiéndola y todos estos emergentes gritos tienen eco en cada rincón de suelo español.
Nuestra historia se desarrolla en un pueblo andaluz, que como un microcosmo modelo del ambiente general, vive los acontecimientos trascendentes que están cambiando al mundo. Los protagonistas nos van narrando sus avatares con dos lenguajes diferentes; uno, es idealista, libre como el agua que circula buscando su camino en un continuo intento de ser fieles a ellos mismos, a la libertad y al respeto del otro y, otro, un lenguajes de prejuicios, intransigencia y cerrajón “en cajones estanco” de donde nadie cede en su postura ni un ápice para entenderse con el otro.
No existe en esta novela, la maniqueísta división de izquierdas y derechas, creyentes o agnósticos…los grandes hombres y mujeres de este libro pertenecen a uno y otro lado, porque en todas estas ideologías tan dispares hubo y hay seres extraordinarios que tuvieron la voluntad de entender y respetar al que piensa distinto. De igual manera el radicalismo e intransigencia, no es propiedad de una sola ideología.
Algunos personajes fluyen entre poesía, pasión belleza y libertad por sus páginas, haciendo del libro una exaltación de los grandes ideales y de la filosofía del amor. La voz del agua, como símbolo de libertad y guardiana de las memorias de individuos que vivieron en su orilla, es la narradora y conocedora de la memoria de estos personajes.
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