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Los mitos de la Guerra Civil.
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Autor Pío Moa
Editorial
Materia ESPAÑA SIGLO XX-XXI
Submateria II República y Guerra Civil.
ISBN
Páginas 624
Año 2014
Precio 21.9 €
Disponibilidad Disponible
Reseña

Edición 10º aniversario Más de 300.000 ejemplares vendidos La guerra de España, en palabras del historiador británico Paul Johnson, «ha sido el acontecimiento del siglo xx sobre el que más mentiras se han escrito». Los densos sentimientos todavía persistentes en torno a aquel suceso clave de nuestro pasado echan con frecuencia un velo sobre los hechos, impidiendo verlos y valorarlos con claridad. La guerra civil ha sido pródiga en mitos. En nuestra época, la publicidad y la propaganda crean sin tregua mitos, generalmente triviales. Así son llamados figuras y sucesos variopintos del arte, el espectáculo, la política, etc., por su capacidad para inspirar en la gente identificación emocional e imitación, erigiéndose en modelos de conducta o de sentimientos. Existe una segunda acepción de mito, la de simple fraude urdido exprofeso para motivar adhesión política. Un discurso de Jordi Pujol, animaba a los nacionalistas catalanes a crear mitos y ponía por modelo a los griegos actuales, en su opinión ajenos en todos los aspectos, a la Grecia Clásica, pero que han llegado a creerse descendientes de ella y se lo han hecho creer a todo el mundo. De igual modo operan muchos de los mitos abordados aquí. Parte de ellos se desmontan con sólo recurrir a la lógica, otros requieren ahondar en los datos y en los argumentos. Reflejo de la mitificación de la guerra civil es precisamente la dificultad para calificar a los contendientes. Se han usado los términos " frentepopulistas y nacionalistas", " demócratas y fascistas", " franquistas y rojos", " rebeldes y leales"; etc. Lo inadecuado de varios de ellos salta a la vista. Los sublevados en el 36, sólo fueron rebeldes durante unos meses, cuando carecían de Estado y parecían abocados a la derrota. Pero desde octubre o noviembre ya constituían un poder beligerante sólido, con cierto reconocimiento internacional, superando el estadio de la mera rebeldía. Tampoco eran fascistas, aunque algunos de sus rasgos superficiales y una de sus fuerzas principales, La Falange, pudiera parecerse algo al fascismo. Y la palabra " rojos", asumida con orgullo entonces por los así llamados, ha terminado por adquirir un matiz peyorativo, aparte de no identificar a los anarquistas, a los republicanos de izquierda o a los nacionalistas vascos. Hoy predominan los terminos " republicanos y nacionales". Pero, ¿era republicano un bando integrado por varias de las fuerzas más hostiles a la república desde su origen, como la CNT, o los comunistas, o el mismo PSOE a partir de 1934? La legalidad republicana, rodó por tierra, el 19 de julio del 36, sustituida por una revolución anárquica, y luego, en septiembre, por un gobierno básicamente revolucionario. Llamar republicanos a esos poderes carece de rigor. Al caer la república, en julio del 36, quedó también maltrecho el Frente Popular, formado por revolucionarios marxistas y republicanos de izquierda, éstos en el gobierno; en septiembre no vuelve la vieja república sino el Frente Popular y además con un cambio esencial: los republicanos de izquierda pasaron a un tercer plano y los marxistas al poder. El nuevo Frente Popular que nace en los primeros meses de la guerra, logró atraerse al PNV, y después a la anarquista CNT, y cabe hablar, por tanto de un bando " frentepopulista": Tampoco distingue el nacionalismo al bando de Franco; porque el contrario cultivó un nacionalismo no menor: La expresión " bando nacional", parece más adecuada, por cuanto uno de sus signos básicos de identidad fue la concepción de España como una nación, cosa menos clara en el campo opuesto. Otro modo de identificar a los contendientes sería el más simple de " izquierdistas y derechistas", aunque entre los primeros combatiese el muy derechista PNV, y en los otros la Falange se proclamase al margen de la derecha. También resulta propio hablar de un bando " franquista", aunque no al principio, pues Franco se hizo pronto el líder indiscutido en su zona, cosa que nunca lograron, aunque sí intentaron, Largo Caballero y Negrín en la opuesta.

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