El 7 de noviembre de 1949 la Guardia Civil atacó el campamento de los maquis en Santa Cruz de Moya, en Cuenca⦠Lo habÃan preparado a conciencia, pudieron cercarlo a placer y disponÃan de una amplia superioridad numérica -y similar en armamento- respecto a la exigua dotación guerrillera que lo defendÃa. Al cabo de tres horas de combate todos los maquis yacÃan muertos, y sólo un miembro de la Benemérita tenÃa una herida leve. La profesionalidad del Cuerpo ante toda forma criminal quedaba cada más mejor de manifiesto.++ Fue el principio del fin, y también es el episodio que nos encontramos en las últimas páginas de El llanto de los montes, donde Rafael de Llano Beneyto traza el más documentado y a la vez humano relato publicado últimamente sobre la invasión -y guerrilla posterior- de 1944, con la que los comunistas intentaron invertir el resultado de la Guerra Civil, o al menos suscitar una sublevación que eliminase a Franco aprovechando la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial.++ Coronel médico retirado, profesor en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense y experto en sanidad militar, De Llano, natural de Valencia y conocedor al dedillo del Maestrazgo, ha estado durante años recopilando testimonios sobre la Agrupación Guerrillera de Levante (AGL), una de las divisiones del maquis más operativa y duradera. Desde su juventud ha ido recopilando datos y opiniones de ex miembros de la AGL y de la Guardia Civil, de forma que de su se desprende una visión cercana, humana y rigurosa de aquel complejo fenómeno.++ No fueron complejos ni su naturaleza polÃtica ni sus resultados, bien claros: cinco mil hombres atravesaron la frontera pirenaica el 19 de octubre de 1944 por decisión del PCE (Jesús Monzón, Santiago Carrillo, Enrique LÃster, Juan Guilloto alias Modesto o Dolores Ibárruri alias Pasionaria figuran entre los responsables) y dejaron un balance de 953 personas asesinadas, 845 secuestros, 538 sabotajes y 5.963 atracos, para acabar retirándose a partir de la desmoralización absoluta causada, entre otras, por la fallida operación conquense. Y, sobre todo, por la evidencia de que el pueblo español no estaba con ellos, sino contra ellos.++ Pero sà fue compleja la composición humana del maquis, asà como la forma de verles de sus principales adversarios -la Benemérita- y de la población. Es ahà donde El llanto de los montes destapa todas sus virtudes. Del Llano bosqueja un retrato muy completo de todas las motivaciones de unos hombres que, aun bajo dirección comunista, tenÃan procedencias diversas. Y con la base testimonial citada, nos ofrece mil y una historias donde, a tÃtulo personal, no hay buenos y malos, sino en ocasiones vecinos o familiares o amigos que prolongan en bandos opuestos el enfrentamiento que les habÃa separado entre 1936 y 1939. ++ Además se sumerge en aspectos que los defensores de la versión propagandÃstica frecuentan poco, como la existencia de infiltrados y desertores de la guerrilla que, por razones diferentes, colaboraron con la Guardia Civil para la desarticulación de las partidas. Aparte de la ambivalente figura del delator. O el choque de los maquis con somatenes campesinos que, si por un lado hacÃan a veces la vista gorda con los comunistas porque eran de su pueblo, en otras colaboraban con las fuerzas del orden al verse objeto de saqueos, robos u homicidios. O el duro panorama que esperaba entre los suyos a quienes abandonaban el maquis y querÃan reintegrarse a la vida normal como si nada hubiese pasado... y fue posible en unos casos, y en otros no.++ Junto a la certera descripción de los enfrentamientos y su interesante logÃstica, fruto del conocimiento personal de De Llano y los testigos de uno y otro bando, nos encontramos con el dramatismo de la peor parte de esta historia: la muerte. CrÃmenes donde, en ocasiones, se mezclan lo polÃtico con la venganza personal, o errores de identificación de personas o la tétrica forma en la que se decidÃan las vÃctimas.++ En un tiempo en el que se disparaba primero y se preguntaba después, o cuando -como en toda lucha que no es al descubierto- la lÃnea que separa al enemigo real del sospechado se diluye con facilidad, se sucedieron tragedias innecesarias que De Llano cuenta con verismo e imparcialidad. La práctica totalidad de los maquis que cita son nombres reales, y los que no, están disimulados porque algunos viven aún, o sus familiares más directos. Y, a diferencia de otros, no trata el autor de resucitar odios, sino de exponer las cosas tal cual fueron.++ Lo cual incluye, por último, la sensación de abandono y desamparo de muchos guerrilleros respecto a los lÃderes comunistas que les dirigÃan desde muy lejos del teatro de operaciones: "Confiaron sus vidas a unos dirigentes que siempre se escondieron tras ellos", sintetiza el autor.++ Todo el maquis en sus diferentes facetas está aquÃ: también la envenenada relación entre los distintos sectores de la izquierda, o la dinámica acción/reacción del régimen ante los asaltos de las partidas en la tarea de legitimarse ante el exterior, o el papel de la Iglesia, mucho menos destinataria de los ataques que bajo el Frente Popular. Y además, en forma de historias de personas cuyas motivaciones quedan, para bien o para mal, más claras. Entre otras cosas, porque algunos las han compartido con De Llano por primera vez en setenta años.++ Texto procedente del artÃculo escrito por D. Carmelo Arias Montenegro, el 17 de noviembre de 2012 en "El semanadidital.com"
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