Rafael García Serrano suelta su imaginación literaria para mostrar los amores del torero, sus aventuras, los éxitos, los fracasos y hasta las duquesas y floristas…
Bajo la excusa del arte del toreo, el autor retrata la vida de Navarra en la mitad del siglo XX, con gracejo, simpatía y mucha verdadera sabiduría.
Se mezclan relatos, memorias y narraciones que a veces adquieren la dimensión moral de la novela… En él se abarcan muchas cosas, apretando todas.
Tenemos en si mismas, a las vacas de Olite… A los fabulosos lidiadores de los años veinte y parte de los treinta que se llamaron en el siglo el Chato Gilito, Gabari, el Rajao… Y a otros toreros y mozos corredores, como personajes de una Navarra acaso ya perdida o desangrada en su Guerrra.
Este libro está formado por agradables notas costumbristas sobre el arte del toreo.
“Las narraciones que siguen, agrupadas bajo el título ‘Las Vacas de Olite’, vinieron a mi imaginación un domingo por la tarde, mientras asistía a la corrida. Me pareció que en la literatura taurina abundan los amores del torero, las aventuras del torero, los éxitos y los fracaso del torero, el cortijo del torero, las monjas del torero, las duquesas y las floristas del torero. Que todo giraba en torno al hombre y nada en torno al toro”.
Del prólogo de Rafael García Serrano, escrito el 10 de abril de 1944.
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