El 24 de agosto de 1936, fueron encarcelados en Jimena de la Frontera, en Cádiz, por el Comité Revolucionario y marxista, los Padres Franciscanos, Marcelino Lázaro Bayo y Justo Rivero Sánchez, además de treinta y cuatro caballeros, considerados todos, los únicos que podían ser reputados como verdaderos católicos, de los cuales se escogieron a doce para el martirio. Estos después de haber sido trasladados por varias cárceles, fueron conducidos en en el tren y sacrificados, por Odio a la Fe, cerca de la Estación férrea de Arriate, situada en Málaga, a las doce y cincuenta minutos de la noche del día cinco al seis de septiembre del ya mencionado 1936.
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