Balduino no era solamente un rey, era el alma de un pueblo que se reconoce en su soberano, encarnación de la unidad nacional.
Balduino era el soberano de un Estado en el corazón de todas las tragedias del siglo, igual que de sus aventuras. Fue educado en el culto al rey-caballero de 1914:Alberto I; y padeció la guerra, la invasión, el éxodo, su país ocupado, su padre obligado a abdicar. Es hecho rey a los veinte años para que su país escape a una guerra civil y debe cerrar las heridas de una descolonización que reduce a Bélgica a sus límites geográficos. Se hace patriota europeo para intentar apaciguar el infernal diálogo entre flamencos y valones.
Su matrimonio con la española Fabiola de Mora y Aragón le hizo un visitante habitual de España.
En el plano personal tuvo un carácter tremendamente servicial y amable, al tiempo que una fe cristiana muy cultivada. Su atención a personas marginadas, a emigrantes, a niños abandonados... le hicieron un ejemplo de persona heroicamente caritativa. Su vida de oración y su formación le hicieron un valiente defensor del derecho a la vida de todo ser humano.
Fue un rey moderno que hizo atractiva la monarquía en la Europa de hoy en la que vivió como un ciudadano sencillo, despojado de los fastos principescos de otras épocas.
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